Liga: Hércules – Mallorqueta (2-2): BATUADELL QUINA MALA SORT!

No hicimos un gran partido pero pudimos ganar, sólo el cansancio y cierta falta de agilidad en los cambios, además del acierto rival, nos privó de los tres puntos que tampoco es que nos mereciésemos en demasía.

Impresionante aspecto del Rico Pérez al que saltó este once titular:

Miño

Nsue – Nunes – Bigas – Ximo

Martí – Thomas – Íñigo

Alfaro – Gerard – Víctor

“Na” más empezar susto morrocotudo con una doble ocasión de Eldin a las cuales respondió de manera soberbia nuestro porterito. Pasado el sobresalto, juego igualado que peu á peu iban inclinando a su favor los de Alacant a quien Nsue se los puso por corbata en el 19’.

Comenzamos a cerrar mejor y volvieron a verse las espadas en todo lo alto hasta que en el min. 29 goooooooool de Gerard, goooooooool del Mallorqueta aprovechando una muy buena cesión de Víctor.

Reaccionó de inmediato el enemigo en un rápido contraataque, apretaban los herculinos pero no se descomponían nuestros muchachos que incluso lanzaron alguna contra antes de llegar al tentol.

Entró el lento Agus tras el descanso por un Bigas lesionado, que había cumplido. Salió muy enchufado el Hércules y de nuevo es nostros se parapetaron atrás. Por un momento pareció que se estiraban las huestes bermellonas pero fue un espejismo; sobre el minuto 65 pasamos unos momentos de gran nerviosismo… pasamos un verdadero fum.

Alguno de los pupil·los de “Oltra vez será” pedían el cambio a gritos pues estaban “esgotados”. No éramos capaces de retener el esférico y menos de hacer alguna contra con sentido.

Pero por aquello de que la mejor defensa es un buen ataque, llegó el minuto 69 y goooooooool del Mallorqueta, goooooooool de Thomas tras una buena jugada de todos nuestro aguerrido ataque; allò  parecía hecho porque pasaban los minutos y nuestro porteret no sufría en exceso.

Pero ¡ay!, quedaban once minutos para llegar al 90 y el desvergonzado de De Lucas lanzó desde fuera del área y Rubén Miño, que pudo hacer más, sólo consiguió desacelerar al esférico pero no evitar que lentamente se introdujera entre las redes que nunca queremos ver foradadas. Ellos parecían más dopados que Amstrong y el abuelo Horner, ¡qué forma de acosar!, ¡qué pocos modales para con el invitado!.

Se veía venir, se veía venir, 87’ y ¡mierda!, gol del Dioni, que yo creía que se dedicaba a robar furgones y no ilusiones. Nuestro gozo en un pozo. ¡¡¡Uy!!!, casi repitió De Lucas en el 90 y finaaal; mal sabor de boca pero, reflexionando fríamente y a fuer de ser sincero, puede considerarse como justo el reparto de puntos y ¡qué diantres!, un puntito es un puntito.

Llama la atención:

- Que fuéramos de nuevo totalmente de vermell.

- Que el referee, clasificado la temporada pasada en el puesto 18º de 22 y siendo el tercero más tarjetero, estuviese a la altura y acabásemos con once, máxime con nuestros precedentes; eso sí, cumplió con su promedio, 7 tarjetas.

Que siendo tan importante Íñigo, se le haga jugar tan pegado a la banda.

- Que el enemigo semita Gaia Assulin haya pecado por no celebrar el Yom Kippur como nuestro Dudú.

- Que al principio del partido nuestros laterales hicieran agua.

- Que hayamos perdido una buena oportunidad de dar un gran salto en la clasificación aunque para consuelo, ya no estamos virtualmente en 2ªB.

El rincón político:

Hoy me hago eco de unas palabras de Carlos Esteban en La Gaceta: “el matrimonio entre personas del mismo sexo ha pasado en un tiempo récord de postura arriesgada y muy minoritaria a convertirse en un test de mínimos para ser aceptado entre los seres civilizados.”, lo cual viene a colación porque “El Tribunal Supremo ha dictado sentencia a favor de una persona atrapada en un cuerpo de sexo ajeno para que sea operado con cargo a la sanidad pública”… y digo yo… ¿y nuestros dientes?, ¿no nos merecemos que nos ayuden a hacerse ricos a los dentistas?.

En fin, que el domingo a la hora taurina por excelencia nos visita el Mirandés que, por supuesto, no tiene nada que hacer contra nosotros… ¿o sí?; por si acaso, esperemos que los de Oltra salgan aporellosoee.

Adeu siau,

Enrique